domingo, 17 de febrero de 2019

Psicosociología


  Insatisfacción laboral, síndrome de burnout, estrés laboral, mobbing… ¿te suenan estos términos?, ¿crees haberlos sufrido en alguna ocasión?

 Se habla de estos síndromes como riesgos emergentes pero nada más lejos de la realidad. Desde los orígenes del trabajo, han estado presentes en el día a día de las actividades laborales y a pesar de ser algo tan común como los accidentes laborales, tienen el handicap de que, entre sus características, no se encuentra la inmediatez propia de los accidentes, no es algo tan evidente como hacerte un corte y ver cómo brota la sangre. Es más, estos trastornos, por lo general, no tienen el reconocimiento que debiese por parte de las empresas.

  Lo cierto es que, reconocidas o no, suponen un riesgo para la salud de los trabajadores por lo que tiene que ser evaluado y analizado por la figura del prevencionista.

  Entre los factores que dan lugar a estos trastornos diferenciamos los que hacen referencia a las características propias de cada individuo (personalidad, motivación, formación, edad, actitud y aptitud), las características de la organización (idiosincrasia de la empresa, ritmo de trabajo, estilo de liderazgo, jornada de laboral…) y los factores extralaborales (entorno familiar, social y económico del individuo, comunicación y relaciones interpersonales o las condiciones del lugar de vivienda), que si se dan de manera conjunta pueden dar lugar a enfermedades, patologías o lesiones con motivo u ocasión del trabajo.

  Hay que señalar que situaciones como la crisis económica que seguimos sufriendo también supone un factor destacable, es decir, se ha propiciado que el trabajador sufra de precariedad laboral, largas jornadas laborales, excesiva carga de trabajo, intimidación…aumentando de forma considerable el número de casos, lo que demuestra que las condiciones laborales han empeorado en España.

En mi opinión, otra razón por la que se da este tipo de trastornos laborales es la mentalidad existente de la gran mayoría de los empresarios, es decir, el clasismo, la austeridad, la falta de flexibilidad… es sintomático de que no es acorde con la época que vivimos y sería aconsejable y bastante recomendable que se empezase a copiar otros modelos con resultados positivos y constatados.

Ismael Bohórquez

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